ZALDÍVAR
desde el lunes 29 de octubre hasta el día
13 de noviembre expone su obra
en
EL ATENEO DE MADRID
sala de exposiciones calle del prado 19
Zaldívar circunferente
Zaldívar
abstracto con redondeles, sin mirada, saturado de colores, pero maduro, alguna
vez sensible a los pasteles.
Zaldívar
redondo, Emilio circunferente, seguro que rojo, rojo de siempre, de sangre de
cólera escondida, de excitación también, rojo de sexo. Zaldívar erecto que nada
puede enjaular.
A
veces un cuadro parece un espermograma en tecnicolor; hay que pararse atravesar
la pintura, ver por detrás, dejar los colorines y descubrir la estructura,
Zaldívar inmenso, sin estratosfera, Zaldívar todo universo.
Emilio
cumple años sin llegar a viejo, absorto en infancias, quien diría enfermo
cuando los estragos conciernen al arte. Zaldívar atravesado por el sol, Emilio
claro oscuro.
Negro
y naranja, un ocho, flecha azul, fondo anaranjado. Un vicio de formas. Un Quo
Vadis, un Marco Vinicio. ¿Cómo separar los blancos? ¿Darle geometría y fondo a
la estructura?
Zaldívar
inspirado. Los redondeles de pronto, en simetría, forman como una persiana de
ojos, de miradas, miradas supuestas del espectador por venir, integración de
tus ojos en la tela, que casi esconden la pintura. Una pintura de no ver,
abstracción. Deja que te atraviese la pintura.
Emilio
vuelve a Tebas, la experiencia de pintarlo todo no le quita la ilusión de
seguir pintando, inventando, todas las maneras, todos los posibles, de la
carreta a la frutería, de lo barato a lo invendible. Zaldívar invencible.
Mira
el cuadro blanco, ahí en el medio, justo en el medio, el pintor te sonríe con
picardía. ¿No lo ves? Es abstracto, Zaldívar generoso. Mi amigo, mi pintor.
Ignacio Gárate Martínez
París 19 de
octubre 2012
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